Esta claro que este es un tema que nos preocupa a todo el mundo. Vivimos en la sociedad de las prisas, de la cual es muy difícil escapar. Además, estamos obsesionadas por lo inmediato (todo lo queremos ya, lo queremos ahora). Para no sentir frustración y ser lo más productiva posible, debes trabajar en la mejora de la gestión del tiempo. Pero si te soy sincera, ¿sabes cuál es la mayor excusa que oigo cuando propongo un taller sobre gestión del tiempo?

[click_to_tweet tweet=”La mayor falacia sobre el tiempo es la mítica frase ¡NO TENGO TIEMPO!” quote=”La mayor falacia sobre el tiempo es la mítica frase ¡NO TENGO TIEMPO!” theme=”style2″]

 

Así es. A mí me dan ganas de echarme a reír. No me rio de la persona, por que a mí también me ha pasado y seguro que a ti también. Me rio de lo absurdo, de no tener tiempo para planificar y así tener más tiempo. Y lo que es más importante, ser más eficiente con el tiempo. Nos pasa que el árbol no nos deja ver el bosque.

Así que, si eres de las que dicen esta frase, te propongo que la cambies, por ejemplo por:

[click_to_tweet tweet=”Sí tengo tiempo. 24 horas como todo el mundo. Solo tengo que aprender a gestionarlo mejor.” quote=”Sí tengo tiempo. 24 horas como todo el mundo. Solo tengo que aprender a gestionarlo mejor.” theme=”style2″]

 

En mi anterior artículo te hablé de un primer paso, que a mí me parece fundamental para una buena gestión del tiempo.  Debes saber primero qué es lo que quieres. Saber cuál es tu meta, dónde quieres llegar. Una vez tengas eso, sea a nivel personal o profesional, ya te va a ser más fácil pasar a la parte más práctica de la gestión del tiempo.  Establecer un método de gestión de las tareas que esté enfocado a cumplir tus prioridades diarias y a evitar las distracciones.

 

Para ello te voy a hablar de:

 

 

Salud productiva.

En mi opinión esto es el principio de todo. Yo siempre digo que cuando tú estás bien, todo está bien a tu alrededor. De nada sirve si tienes una planificación estupenda, tienes un mindset adecuado, tienes claros los objetivos, sabes decir no etc, si después no tienes energía para ejecutar todo lo que te propones hacer.

 

Te lo digo por experiencia. Durante mucho tiempo sufrí de insomnio. El estrés no me dejaba dormir y me despertaba por las noches repasando la agenda, pensando en posibles soluciones para resolver problemas de trabajo y personales. El caso es que casi me gustaba porque se me ocurrían cosas verdaderamente buenas, ideas estupendas de cómo mejorar y crear procesos. Pero al día siguiente no tenía energía. Estaba siempre muy cansada, mi mente estaba abotargada y no pensaba con fluidez.

 

Para resolver el problema del insomnio probé de todo, incluso recurrí a las pastillas, ya por desesperación y necesidad.

 

No fue hasta que empecé cuidarme con estos buenos hábitos hasta que dejé de tener insomnio y empecé a sentir que rendía más y mejor en mi día a día. Reconozco que hay temporadas que recaigo, pero al menos ya sé lo que tengo que hacer para volver a estar bien.

 

Descansa adecuadamente.

Aprende a observar cómo es tu sueño. Si no es reparador, piensa en qué puedes cambiar para que lo sea. Observa cómo es tu ritmo circadiano y qué te sienta mejor, si acostarte pronto o tarde. Prueba a acostarte una o dos horas antes de lo habitual y a despertarte antes. Acuéstate siempre a la misma hora y levántate a la misma hora. A tu cuerpo le será más fácil adaptarse y saber lo que le “toca” en cada momento.

Bebe agua.

Ya sabemos que las expertas dicen que es necesario beber al menos 2 L de agua al día. No hay que olvidar que somos 65% agua. Hay estudios que confirman que una deshidratación de un 1% puede suponer un descenso de productividad de hasta un 12%. Además, una ligera deshidratación puede producir fatiga, falta de concentración, o dolor de cabeza. Lo que no nos paramos a pensar es que estamos todo el día expuestas a múltiples situaciones que nos pueden producir esa ligera deshidratación. Algunos ejemplos son las calefacciones muy altas, estrés, carga de trabajo, reuniones etc. Y cuando digo bebe agua, me refiero a AGUA, no vale ni café, ni bebidas isotónicas, ni bebidas con alcohol. En realidad estas bebidas no nos hidratan, si no a menudo lo contrario, ya que son diuréticas.

Haz deporte.

Ya lo hemos leído y oído mil y una vez. Hacer deporte es beneficioso para la salud, no nos cabe duda. Pero te aseguro que también es MUY beneficioso para mejorar tu productividad. Hacer deporte te ayuda a estar más sana y más fuerte, por lo tanto, te hace sentir bien y esto repercute en tu autoestima. Te sentirás más capaz y aumentará tu motivación y tu capacidad de superación. ¿Cuál es el mejor deporte? El que tú seas capaz de hacer de forma asidua. Bien sea por facilidad, cercanía o porque lo puedas hacer acompañada. Y si además te planteas pequeños retos deportivos ¡darás un paso más!

Aliméntate bien.

Ya has oído la frase “eres lo que comes” y así es. Cuidar la alimentación es vital para sentirte bien, ir al baño con regularidad y no tener digestiones pesadas. Observa a tu cuerpo, investiga y encuentra la dieta que mejor te sienta. Ya sea mediterránea, vegetariana, vegana, paleo, libre de gluten o lácteos. Evita la comida basura y los alimentos preparados o pre-cocinados ricos en grasas saturadas y conservantes. Recuerda que a nuestro intestino le llaman el segundo cerebro, así que mira si es importante la alimentación y si influye en nuestra productividad. Una digestión pesada o una mala digestión, incluso tener sobre peso, afecta negativamente a nuestra productividad. Si tu sangre está en nuestro aparato digestivo más tiempo del debido, ¿cómo crees que se queda tu cerebro durante este proceso? Seco.

Practica la meditación y el yoga.

No soy una experta en ninguno de estos temas. Es más, soy bastante novata. Solo llevo un par de años practicando ambas cosas. Lo que sí te puedo decir es que la meditación me hizo dar un giro de 180 grados a mi problema de insomnio. He aprendido a parar mi mente y a decirle: “ahora no, ahora toca dormir”. El yoga me hace sentir en forma y repone mi cuerpo y mi mente después de un día entero sentada frente al ordenador. Si quieres algo diferente debes hacer cosas diferentes. El yoga es una forma de vida diferente que te invita al equilibrio y la coherencia.

 

Comprueba cómo usas tu tiempo.

Una de las cosas fundamentales para la mejora en la gestión del tiempo es saber en qué fallas en esta tarea. Es necesario para mejorar tu productividad que seas consciente de cómo usas tu tiempo. Debes asumir tu parte de responsabilidad para saber qué cosas dependen de ti, qué y puedes cambiar.

Para ello, te invito a que dediques una semana completa a observar paso a paso como trabajas y cómo gestionas actualmente el tiempo. Sé sincera y minuciosa. Haz un registro semanal de tareas donde simplemente anotes lo que haces y observes lo que haces para poder averiguar dónde fallas más. Cada persona fallamos en cosas diferentes. Unas fallan en la programación. Programan media hora para hacer una cosa cuando en realidad tardan hora y media. Otras no planifican. Simplemente hacen según vaya surgiendo.

Procura hacer esta observación sin juicio. Es decir, no te juzgues por como lo haces. Se trata de observar y aprender cómo haces las cosas, detectar dónde fallas para poder tomar acción.

Observa cómo inviertes tu tiempo y en qué. Coge una hoja y cada día anota las tareas realizas.  Junto a cada una de ellas escribe qué prioridad tiene esa tarea para ti. Por ejemplo puedes usar una numeración del 1 al 4 siendo 1 la más alta y 4 la prioridad más baja. Escribe si habías calculado el tiempo estimado que tardarías en hacerla y cronometra el tiempo real que finalmente has dedicado en realizar cada tarea. Anota si has tenido interrupciones, cuántas y de cuánto tiempo. Los imprevistos que has tenido, si surgen.

Al final de la semana observa las notas recopiladas y saca conclusiones: ¿Cuánto tiempo dedicas a cada actividad? ¿te acerca esta tarea al objetivo o en realidad no haría falta hacerla? ¿A qué actividad debes dedicarle más tiempo? ¿Tienes en cuenta la prioridad de las tareas o las realizas según surgen?

 

Ahora ya tienes una visión más clara de cómo utilizas tu tiempo y eres más consciente de en qué cosa fallas. Ya puedes tomar acción sobre esas áreas de mejora para ser una persona altamente productiva.

 

En cualquier caso, si sigues leyendo, te voy a proponer un montón de cosas que puedes incorporara a tu lista de buenos hábitos para la gestión del tiempo que te ayudarán a mejorar tu productividad.

 

Objetivos/proyectos/tareas.

Trabaja con objetivos por trimestre para que te sea más fácil. Conseguirás tener resultados antes y esto te mantendrá alta la motivación y el foco.

Determina cuál es tu principal objetivo de este trimestre. Qué es lo que quieres conseguir. Ten en cuenta que solo tienes tres meses. A continuación, decide qué proyectos debes realizar para que se cumpla ese objetivo. Cuales son todos los mini objetivos que se tienen que cumplir para que sea realidad. En qué vas a invertir tu tiempo y recursos para conseguir tu objetivo. Escríbelos de forma detallada. Divide todas estas tareas en los tres meses siguientes en orden cronológico y ponles fecha. Tanto los objetivos como las tareas deben ser SMART.

Ahora, detalla las tareas que debes realizar para cada proyecto y apúntalas en tu agenda trimestral. ¡Y no te salgas de tu plan! Tener una visión global de las tareas te ayudará a no perder foco. Tenlo en cuenta a la hora de planificar cada semana. Ahora ya sabrás todo lo que tienes que hacer.

 

 

Cambia tu Mind set o paradigma mental.

Creo que este apartado aparece en casi todos mis artículos. Y es que si tú no cambias, nada va a cambiar, por lo que debes cambiar, pero desde dentro. No solo debes generar nuevos hábitos y acciones, de lo que hablaremos luego. También debes cambiar en tu forma de pensar y ver algunas cosas. Esto es fundamental para que mejores en la gestión del tiempo.

Mente positiva.

Debes cambiar tu mente negativa por una mete más positiva en cuanto a tus resultados y tu capacidad de acción. La principal diferencia entre una persona positiva y una negativa es que una persona negativa se fija en la distancia que le separa del objetivo. Es decir, que estás todo el rato pensando que no llegas, que no eres capaz, que nunca vas a conseguir lo que te propones. Y más aun si de lo que se trata es de poner en marcha un plan B, un cambio de vida, una reinvención. El verte cada día mas lejos de tu meta o sentir que nunca lo vas a conseguir créeme, no responde a la realidad. Responde a tu mente negativa. Aparecen pensamientos de tipo, yo no soy capaz, otras personas lo hacen por que son más listas, están más cualificadas, o tienen más suerte que yo.

 

Las personas que a menudo cumplen sus sueños, y consiguen vivir la vida que quieren, son personas que son capaces de poner un plan en marcha y llevarlo a cabo. Una diferencia importante con estas personas es su mente positiva. Una persona positiva no se fija en la distancia que le queda para conseguir su objetivo, sino que se fija en el camino recorrido. Se fija en sus éxitos y sus capacidades. Se siente orgullosa por haber sido capaz de llegar al lugar en el que se encuentra hoy.

 

Si eres de las que utilizas con cierta asiduidad la frase “no me da la vida” o “no tengo tiempo”, déjame que te diga que estás siendo una persona negativa. Pues te estás comparando con el objetivo que, por otro lado, seguramente es irreal. En vez de eso deberías fijarte en todo lo que sí has hecho en el día de hoy o en la semana y felicitarte por ello.

 

Haz una lista de tus éxitos recientes. Que cosas has logrado que te puedan motivar hoy. Cambia tu mentalidad para ser una persona más positiva.

¿Por qué otra frase positiva puedes cambiar “no me da la vida”?

Cambio de hábitos.

Ya te he hablado en el artículo anterior de GT sobre la importancia de cambio de hábitos y lo difícil que es cambiarlos. Por eso no debes tomártelo a la ligera. Para ser eficiente en esta tarea, debes ser consciente de cuales son los hábitos que debes cambiar para ser más productiva. Debes tomar consciencia de donde estás fallando en tu gestión del tiempo y cuáles son los malos hábitos que te están impidiendo avanzar.

 

Haz una lista de todos ellos de manera detallada. Ahora no quieras cambiar todo de golpe. Llevas muchos años haciendo estas cosas, no tengas prisa ahora. Repasa bien la lista y determina cuáles te afectan más en tu mala gestión del tiempo. Piensa cuales crees que te van a costar más y cuales menos.

 

Escoge un par de hábitos, uno urgente y uno fácil. A continuación, coge un papel y escribe por qué este hábito no te ayuda a ser más productiva, por qué otro habito lo vas a cambiar, que vas a hacer para acordarte. Por qué este nuevo habito va a cambiar de lleno tu productividad.

Aprende a decir NO.

Aprender a decir no, poner los limites y comunicarnos de forma asertiva es algo que sin duda te va a ayudar. No solo a ser más productiva, también a estar más a gusto contigo y a ser más feliz. Tener claro cuál es tu objetivo, priorizar las tareas y hacer el ejercicio de valorar en todo momento si una tarea es prioritaria para ti o no, sin duda te va a ayudar en la conquista del NO. Cuando no sabemos decir no, tenemos una comunicación pasiva. Esto quiere decir que, aun deseando otro resultado, decimos que sí por agradar a la otra persona, por evitar el conflicto o por otras muchas razones. El resultado es que no nos estamos respetando a nosotras mismas, dejando que los “derechos” de la otra persona prevalezcan sobre los nuestros. Como consecuencia sufrimos por ello de manera más o menos consciente.

Ahora piensa;

 

[click_to_tweet tweet=”¿Qué es lo peor que te podría pasar si dijeras que no? Probablemente la respuesta sea algo que no es ni siquiera tan malo.” quote=”¿Qué es lo peor que te podría pasar si dijeras que no? Probablemente la respuesta sea algo que no es ni siquiera tan malo.” theme=”style2″]

 

Te propongo que lo pongas en practica. Como cualquier habito, cambiarlo requiere de perseverancia. Cuanto más lo practiques y antes compruebes que NO PASA NADA, más fácil te será cambiar este hábito que tantas tareas extra te supone.

Delegar.

Aprender a delegar es otro de los cambios que sin duda se requiere para una buena gestión del tiempo. Para aprender a delegar es imprescindible aprender a confiar. Venga, sé sincera. Estoy segura de que sí hay otra persona que lo puede hacer por ti. Nadie es tan imprescindible, y lo sabes. A veces acaparar tareas no deja de ser un poco querer tener cierto poder. Esto nos pasa mucho a las mujeres en las tareas domesticas y en la crianza. Cuanto antes lo reconozcas, antes lo podrás cambiar y antes sentirás el alivio de soltar.

Yo siempre digo:

[click_to_tweet tweet=”‘A veces una tarea está suficientemente  bien hecha simplemente por no haberla tenido que hacer yo'” quote=”‘A veces una tarea está suficientemente  bien hecha simplemente por no haberla tenido que hacer yo'” theme=”style2″]

Pero cuando digo delegar, puede ser dejarlo para otro momento. Hay veces que tienes que hacer una tarea prioritaria, que no te apetece, no sabes o no quieres. Le das una vuelta y otra vuelta. Y te pones a hacer otras tareas no prioritarias, para sentir que estás haciendo algo. Lo único que consigues es procrastinar la tarea esencial. Esto te impide avanzar y hasta te puede llegar a paralizar en tu planificación. De nuevo lo más importante es salir de Mátrix, quitar el piloto automático y decidir qué hacer con esa tarea. Puedes delegarla o simplemente dejarla para otro momento y seguir con la siguiente tarea esencial. Eso sí, ¡no olvides agendarla!

 

 

NO a la multitarea.

No te engañes. No puedes hacer varias cosas a la vez, de forma eficiente. Sí, quizás como mujer, solo un poquito mejor que el hombre, ya que tenemos el cuerpo calloso que une ambos hemisferios algo más grueso. Pero no te vengas arriba, la multitarea no es un habito de las personas productivas.

 

Según las expertas en este tema han demostrado (no me refiero solo mujeres, sino a personas expertas), trabajar en varios proyectos o varias tareas esenciales nos hace ser menos productivas. Y es que hay algo que no tenemos en cuenta y es el tiempo que invertimos en el cambio de contexto. Cuando dejas una tarea y coges otra a menudo tardas un tiempo en centrarte y determinar qué vas a hacer hoy con esa tarea, donde lo habías dejado el último día, etc. Si eso lo haces varias veces en el día, el tiempo invertido se va multiplicando exponencialmente por cada tarea que empiezas (y no terminas) En cambio si coges una tarea hasta que la terminas, después coges otra tarea hasta que la terminas y así sucesivamente, puedes llegar a ahorrar hasta un 80% de tu tiempo.

A continuación, te explico dos métodos para poner en práctica la fabulosa técnica de los bloques de tiempo:

Bloques de Tiempo.

Imagina que tienes varias tareas pendientes y todas requieren de 4 bloques de tiempo para ser completarlas. Empiezas la semana y te pones a realizar la tarea A y antes de terminar también avanzas con la tarea B y algo de la tarea C. Al final de la semana decides iniciar también la D para no quedarte atrás con ella. Cuando termina la semana no has terminado ninguna tarea, pero has hecho un poco de cada una de las tareas A, B, C y D.

Llega la segunda semana y continuas con la tarea A que tenías a medias, y también con algo de la B y la C. Aparece una nueva tarea F, que también inicias para ir trabajando en ella.  Así durante varias semanas. Cuando termina el mes, te das cuenta de que has comenzado varias tareas, pero no has terminado ninguna. Has invertido un montón de tiempo en el cambio de contexto y tienes la sensación de no haber hecho nada, de que no avanzas.

Esto lo explican de rechupete Isa y Juanmi de “Más y mejor”, con esta imagen:

En cambio, si comienzas la semana trabajando en la tarea A y continuas toda la semana con la tarea A. Teniendo en cuenta que la tarea A requería de 4 bloques de tiempo para terminarla, habrás acabado la tarea A al final de la semana. Esto te hará sentir que has avanzado, pues has terminado una tarea completa y estarás muy motivada y con la cabeza fresca. Estarás preparada para enfrentarte a la tarea B. La segunda semana empiezas la tarea B y continuas sin distracciones con la tarea B hasta al final de la semana la hayas terminado. Y así sucesivamente. De tal modo que al final del mismo periodo de tiempo habrás terminado tres tareas completas.

 

Por eso es mucho más productivo trabajar por bloques de tiempo. Para ello sigue los siguientes pasos:

  1. Decide qué tareas tienes a al avista y escoge la tarea por al que vas a comenzar
  2. Decide cuanto tiempo te va a llevar realizar esta tarea. Cuánto tiempo le vas a dedicar cada día y cuánto tiempo vas a descansar.
  3. Usa un timer para cronometrar esos tiempos que te has marcado. (puedes ver varios en el ultimo punto de este artículo).
  4. Trabaja en esta tarea hasta que el timer te indique que hay un descanso.
  5. Si aparece una distracción apuntala. Ya le prestarás atención más tarde.
  6. Tomate tus merecidos descansos según te lo hayas programado y vuelve a empezar.

 

Bloques de tiempo determinados.

Otra forma de usar la teoría de los bloques de tiempo es dividir tu día en determinado bloques de tiempo o bloques de tiempo temáticos. Es decir, imagina que en tu día a día haces siempre varios tipos de cosas siempre igual. Puedes decidir hacer todos los días lo mismo: un primer bloque de tiempo para organizar el día, a continuación un gran bloque de tiempo para una tarea esencial, después un pequeño bloque de tiempo para ver el correo o las redes sociales etc. O incluso por días completos: Los lunes escribir, martes contabilidad, miércoles clientes etc.

Tú decides qué estilo se ajusta mejor a tu trabajo diario ya tu forma de gestionar.

 

 

 

 Hábitos productivos.

Hemos hablado ya mucho de la importancia de cambiar de hábitos y de lo difícil que es realizar este cambio. Ahora te propongo una serie de hábitos que deberías incorporar para ser mejorar en tu Gestión del Tiempo y ser una persona más productiva. Son sencillos y fáciles de incorporar pero que marcarán una gran diferencia en tus resultados diarios.

Empieza siempre por lo importante.

Seguro que a ti también te pasa que cuando te pones a trabajar, empiezas por la “morralla”. Miras el correo, contestas algún mail, haces alguna llamada pendiente, pagas una multa…y cuando te quieres dar cuenta, se te ha ido todo el tiempo y no as hecho ninguna tarea esencial. Por tanto, un buen hábito es hacerlo justo al revés. Empieza por realizar una tarea esencial, decide cuánto tiempo le vas a dedicar hoy a esa tarea y si quieres, deja siempre un tiempo del día para la “morralla”.

Prémiate.

Sí, has leído bien. Cuando hayas cumplido con tu programación diaria, o termines una tarea, piensa qué premio te vas a dar por ello. Puede ser un paseo al aire libre, una buena cena, dedicarte una hora para hacer deporte o lo que sea que te guste hacer. Esto lo puedes hacer para motivarte a la hora de incorporar nuevos hábitos o cuando te propongas programaciones más difíciles o en épocas de mayor desmotivación.

No a las interrupciones.

Las interrupciones son uno de los puntos fuertes de la no productividad. Pasa lo mismo que con la multitarea. Se invierte mucho tiempo en el cambio de contexto. Cada vez que coges el móvil, lees un whats app o alguien te interrumpe, debes parar y después volver a lo que estabas, con la consecuente pérdida de tiempo en el cambio de contexto. Debes comprometerte contigo a que no vas a interrumpir ni permitir interrupciones durante un periodo de tiempo. Si trabajas en un entorno con más personas, llega a algún tipo de acuerdo con el resto de personas para no interrumpiros.

Recopila tareas por tipo.

Agrupa tareas similares y hazlas todas a la vez, como llamadas de teléfono, contestar mails, escribir artículos, atender visitas, lo que sea. Agrúpalo y realízalo todo junto en el bloque de tiempo asignado para ello. Además de porque la inversión en el tiempo de cambio de contexto es menor, también te facilitará mantener el foco, ya que la concentración y el “modo” necesario para cada tipo de tarea es diferente.

Apunta nuevas tareas y agéndalas.

Si estás trabajando en una tarea y de repente te acuerdas de algo que debes hacer, no te vayas de seguido a hacerlo. Apuntalo en un papel. Determina un momento del día o de la semana para gestionar las cosas que tienes apuntadas en esta lista. Repásalas y dales un espacio en tu agenda para ocuparte de ellas.

Haz lo mismo con aquellas tareas que te pueden surgir y que no tienen una prioridad determinada, pero que te gustaría hacer. Deja espacios para este tipo de tareas en la semana o en el mes y agéndalas.

 

Deja tiempo para imprevistos.

Como su propio nombre indica los imprevistos son imprevisibles, por tanto, nunca sabes cuándo van a aparecer. Lo que sí puedes aprender es a determinar cuánto tiempo le dedicas de media a imprevistos a lo largo de la semana. Deja tiempos libres para imprevistos para cada día o semana para poder reajustar la agenda sin que afecte demasiado a los objetivos semanales.

 

 

 

Aprende a hacer una buena programación.

Determina cuándo lo vas a hacer y hazlo siempre igual. Puedes programar la semana entera el viernes a última hora, el domingo o el lunes a primera hora. Haz lo mismo con las tareas del día. Empieza el día determinando lo que vas a hacer, o hazlo el día anterior. Y deja un rato al final del día y de la semana para revisar cómo ha ido la programación. De este modo aprenderás de tus errores e irás mejorando en el arte de programar.

Mide el tiempo de cada tarea.

Acostumbrarte a cronometrar lo que tardas en cada tipo de tarea. Te ayudará a tener una visión real del tiempo que el dedicas y analizar tu eficiencia. Hay muchas aplicaciones y paginas que te ayudan con esto. Lo puedes ver más abajo en la sección de herramientas digitales de gestión del tiempo. Aunque yo a veces uso este cronometro de cocina.

Toma descansos de forma regular.

Hay muchas teorías que hablan del tiempo de máxima concentración del cerebro. Parece ser que no es más de 25 minutos seguidos. Por ello muchas expertas recomiendan hacer pausas de 5 minutos cada 25 minutos de trabajo aproximadamente. Esto te ayudará a despejar la mente y volverás a la tarea de forma renovada. Para esto también hay aplicaciones con cronómetros ya pre-programados, como tomato timer y otros. También puedes usar un temporizador analógico como un reloj de cocina. Yo tengo este:

 

 

Apps de productividad.

Y por último, pero no menos importantes, quería hablarte de la infinidad de herramientas que hoy en día tenemos a nuestra disposición para ayudarnos a mejorar nuestra productividad. Las hay de todo tipo. Yo he probado casi todas y algunas son muy parecidas entre sí. Ahora mismo uso cambanflow y tomato timer, pero podría ser cualquier otra. Échalas un vistazo y empieza por la que más feeling te dé. Lo realmente importante es estar comprometida con tu mejora en la gestión del tiempo. Espero que te gusten y que te parezcan divertidas y sobre todo muy prácticas.

Gestión de proyectos.

Puedes organizar tu trabajo por proyectos, tareas e incluso por clientes. Puedes compartir los proyectos con otras personas y así organizar quién se encarga de qué y ver cuándo se van realizando las tareas etc.

www.trello.com                        

 

Control de Tiempo.

Principalmente sirven para cronometrar el tiempo de trabajo y los descansos correspondientes. Esta pensado para trabajar por bloques de tiempo. Si bien es cierto que algunas de estas aplicaciones ya incorporan también funciones para cronometrar el tiempo que empleas por proyectos o por clientes etc.

                                                             

 

 

 

Listas de tareas.

Unas aplicaciones más sencillas para hacer listas de tareas (o de lo que quieras) donde puedes ir tachando lo que ya has realizado y las puedes compartir con otras personas usuarias.

 

               

 

 

Y esto es todo por ahora. Espero que te todo esto que te he contado te sirva para tomar consciencia de en qué punto estás en cuanto a tu productividad. Cuales son tus áreas de mejora y que te propongas tomar acción sobre esas áreas. Espero haberte aportado ideas y herramientas para ayudarte en ese camino de convertirte en una persona productiva para que puedas conseguir cumplir tus sueños antes y mejor.

 

Si tienes cualquier duda o comentario sobre todo lo que te he contado, déjame un comentario aquí abajo. La mejor manera de ponerse en marcha es compartir las dudas y las inquietudes. ¡Y también los éxitos!

 

Te espero por aquí.

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